Las personas que usan anteojos saben de la importancia de un buen par de anteojos que, además de mejorar la visión, proteja, sea confortable y tenga un aspecto atractivo. Con ese objetivo en los últimos años se han creado tratamientos para los lentes para mejorar su rendimiento, como el antirreflejo o el acabado endurecedor, entre otros.
El tratamiento endurecedor es ideal para las personas que necesitan lentes fuertes y resistentes, que los usan para actividades deportivas o para trabajar con herramientas; y es todavía más útil para los niños y sus actividades y juegos. Se vuelven especialmente útiles para esas personas que no cuidan bien sus anteojos, y los dejan tirados por cualquier parte, cuidándolos de arañazos y rayones. Estos rayones, por más pequeños que sean, hacen que la visión sea borrosa, lo que deriva en tensión y fatiga para los ojos. Además, la vida útil de los lentes graduados se ve disminuida.
Es importante tener en cuenta este tipo de factores a la hora de comprar lentes graduadas, por ejemplo: los lentes de plástico son ligeros y cómodos, pero al ser un material blando en comparación con los lentes minerales, son más sensibles y propensos a rayarse si no tienen protección. Cuanto más delgado sea el lente de plástico (como los lentes de plástico de índice de refracción alto), más necesita un tratamiento endurecedor.
En próximas ediciones te contaremos sobre los otros tipos de tratamiento que puedes elegir para tus lentes, y así disfrutar de la mejor calidad de visión.
