El frío y los fuertes vientos determinan que durante el invierno los ojos se vean afectados por diferentes factores, que producen sequedad, irritación, visión borrosa y picazón, también conocido como Síndrome del ojo seco. Esto se produce cuando se reseca la membrana que cubre el globo ocular y la córnea, y las glándulas lacrimales disminuyen la producción de lágrimas, responsables de la lubricación ocular.
El Ojo Seco se puede padecer durante todo el año, pero es particularmente pronunciado durante los meses fríos, no sólo por el clima, sino por el uso de calefacción, que produce sequedad ambiental, lo que hace que la lágrima se evapore demasiado rápido.
Si a todo esto le sumamos el uso excesivo que le damos a los artefactos electrónicos como el celular, tablet o computadora, podemos decir que el ojo lo puede pasar mal en el invierno aunque también durante el verano.
Pero por supuesto hay maneras de prevenir el Ojo Seco, o por lo menos aliviar sus síntomas! Cuando te encuentres en un lugar cerrado con calefacción, tratá de airear el ambiente lo más seguido posible. Y si podés permitírtelo, el uso de humidificadores ayuda mucho!
Cuando estés en la calle, el uso de anteojos homologados de sol protegerá tus ojos del viento y evitará que cualquier objeto que se encuentre en el aire entre en ellos. Además contarás con protección contra los rayos ultravioletas del sol, que están presentes todo el tiempo!
Cuando estés usando la compu en el trabajo, o pases largas horas frente a la tele, el celular o la tablet, tratá de tomarte unos minutos para que los ojos descansen. Fijá la vista en un punto lejano y parpadeá mucho, esto ayuda a que se lubrique el ojo. En ciertos casos, el uso de lágrimas artificiales es conveniente.
A veces sucede que el ojo lagrimea constantemente, y está considerado también como Ojo Seco, por más contradictorio que parezca. Lo que sucede es que podés tener alguna alteración en la superficie ocular, en los párpados o quizás una calidad de la lágrima deficiente, por lo que el ojo produce más lágrima y desborda provocando un lagrimeo.
Si a pesar de todas las precauciones seguís sintiendo estos síntomas, acudí al oftalmólogo para un mejor diagnóstico y tratamiento.