Así como la indumentaria que uno elige es una forma de expresión y parte intrínseca de nuestra identidad, los anteojos son una pieza clave de la imagen que construimos día a día, de cómo nos ven los demás.
En una entrevista exclusiva con Daniel Waisman, fundador de Optiway, conversamos sobre el estilo, las tendencias y el valor que un buen par de anteojos genera en nuestra imagen.
Estamos en el inicio de la temporada primavera/verano, momento crucial en la preparación de nuestro vestuario para los meses que vendrán. Buscamos tendencias; los programas y revistas con notas sobre lo que se viene este verano están a la orden del día. En este escenario, hay que tener en cuenta que los anteojos nos terminan de vestir, es la última prenda que incorporamos y debería estar alineada al resto del conjunto elegido.
En la Argentina venden anteojos en muchos lugares no especializados, incluso en la calle. La mayoría de nosotros no compraría una cartera en la calle, entendemos que es un complemento importante y amerita seguir un estilo, una calidad y una marca que nos la asegure. Los anteojos son doblemente prioritarios en este sentido porque aseguran nuestra salud visual y al ubicarse en el centro de todas las miradas son mucho más visibles y notorios.
Los anteojos que venden en la calle, además de peligrosos para la
salud al no tener un respaldo profesional, son totalmente estandarizados, despersonalizados. No tienen valor agregado, generalmente son de plástico pintado. Hoy en día las ópticas importantes ofrecen una gran diversidad de estilos, terminaciones adicionales, incrustaciones, que aseguran nuestra calidad de visión y la adaptación a nuestra personalidad y estilo.
Tanto si usamos anteojos en forma permanente o si se trata de anteojos de sol, se trata de complementos infaltables. Los primeros tenemos gran relación con nuestros anteojos, en muchos casos no podemos ni separarnos de nuestros anteojos Los de sol se lucen en eventos como Buenos Aires Alta Moda con gran protagonismo y terminan de vestir a las modelos a veces de una manera mucho más destacada que una cartera u otro accesorio.
Si usamos un buen conjunto en cuanto a indumentaria y una buena cartera, necesitamos también un buen par de anteojos para que todo esté en sintonía. Seamos conscientes de que en el encuentro de una persona con la otra lo primero que se ve es el rostro y lo primero que uno ve es lo que va a recordar.
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