El verano es una época delicada para la salud visual, ya que la luminosidad va en aumento y, dado el buen clima, también crecen las actividades al aire libre y las horas de exposición al impacto de la radiación ultravioleta (UV) en los ojos. Por este motivo, si no se toman las precauciones adecuadas, se pueden producir trastornos visuales, como conjuntivitis, queratitis, cataratas y retinopatías.
Ya sea en la playa o en la montaña, una excesiva exposición a la radiación solar puede causar picores, ardor, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de arenilla en el ojo, signos de problema ocular.
Cómo prevenir estos problemas? Los anteojos de sol de calidad comprobada, con filtros de protección 100% UV y la protección adecuada para las actividades a realizar son la mejor manera de cuidar los ojos durante el verano.
Los mejores anteojos son los que tienen un estilo envolvente, que se ajusta a las sienes para proteger además de los ojos, los párpados y anejos oculares. Estas proporcionan la mejor protección ya que limitan la cantidad de luz solar difusa que llega a los ojos más allá de la periferia de las lentes de las gafas de sol.
Factores a tener en cuenta:
-Los niños necesitan anteojos de sol homologados tanto como los adultos, o incluso más, ya que sus ojos todavía están desarrollándose, son más transparentes y les llega más cantidad de luz a la retina.
– el nivel de radiación UV es mayor en las zonas altas.
– Los niveles de UV y HEV (radiación luminosa de alta energía) son mayores cuando el sol está más alto en el cielo, por lo general entre 11 y 15 horas.
– los niveles de UV y HEV son mayores en espacios abiertos, especialmente cuando las superficies altamente reflectantes están presentes, como la nieve y la arena.
– la nubosidad no afecta significativamente los niveles de UV y el riesgo de exposición a rayos UV puede ser bastante alto, incluso en días nublados o con neblina. Esto se debe a la radiación UV es invisible y puede penetrar las nubes.
