Uno de cada tres casos de fracaso escolar está relacionado con problemas visuales sin tratar. Síntomas
a tener en cuenta para una detección temprana.
Los problemas visuales pueden comenzar desde la infancia, lo que causa que quienes los sufren presten poca
atención en la escuela, no quieran hacer la tarea, y terminen con bajas calificaciones, ya que la visión es el medio por el que recibimos la mayor cantidad de información (el 90%). La visión de cerca la usamos para leer y escribir, y la visión de lejos para mirar el pizarrón.
Los síntomas más comunes son:
–Fatiga visual y visión borrosa de cerca, eventual o continua
–déficit de
atención y bajo rendimiento escolar
–Dolor de cabeza sobre y a los lados de los ojos.
–Falta de coordinación óculo-mano, y salirse de los espacios al colorear un dibujo
–Concentración y comprensión lectora.
-Distancia de actividad de cerca muy corta.
–Hiperactividad en lugares cerrados.
–Lectura lenta o guiada con el dedo
Si al salir de la escuela el niño tiene dolor de cabeza, los ojos irritados al hacer la tarea, o al leer frunce el ceño, puede que tenga astigmatismo, hipermetropía o miopía, y necesite anteojos para corregirlas. Pero también existen otros problemas visuales, como el estrabismo (conocido como ojos cruzados), o la ambliopía (el ojo vago), que también pueden afectar el rendimiento escolar.
Estos síntomas son fáciles de detectar y corregir, por lo que es importante hacer una revisión con el oftalmólogo antes de que comience el período escolar para examinar la agudeza visual del estudiante para valorar la visión binocular y la coordinación del movimiento entre ambos ojos, y comprobar que no hay defectos de refracción.
Es importante destacar que todos los niños deben visitar al oculista antes de los cuatro años, aunque no presenten síntomas de mala visión, y realizar revisiones anuales.
Fuente: www.guiadelnino.com